La Catedral de La Habana es uno de los símbolos de la ciudad de La Habana. Ubicado en el mismo corazón de La Habana Vieja (Calle Empedrado 156), en la zona más antigua de la ciudad en un área declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en el año 1982. Se trata de una de las más bellas y sobrias iglesias del barroco americano.
Con una fachada estilo barroco que contrasta dramáticamente con un sobrio interior neoclásico, la Catedral de La Habana es uno de los edificios coloniales más esplendidos de la capital cubana que no debemos dejar de visitarla.
En 1788, un rico obispo de Salamanca (Felipe José de Res Palacios) decidió hacer construir una Catedral, dedicada a la santísima Virgen, en el emplazamiento de la pequeña capilla inicial. Los jesuitas hicieron los planos. Una serie de ampliaciones y embellecimientos se llevaron a cabo, de 1802 a 1832, bajo la égida de monseñor Díaz de Espada.
La Catedral tiene 3 naves y 8 capillas laterales. Hasta la independencia de la Isla, la nave central estuvo ocupada por un monumento funerario dedicado a Cristóbal Colón. Pero al final de la colonización, las cenizas de Colón fueron llevadas a Santo Domingo y, de allí, a la Catedral de Sevilla.
La fachada de la Catedral sorprende por su color gris oscuro, que se destaca del resto de la plaza como un grabado en blanco y negro. Es considerada “toscana” con sus dos torres o campanarios. Su vista nocturna con especial iluminación es todo un deleite.

El italiano Bianchini tuvo a su cargo las esculturas y los trabajos de orfebrería del altar así como del tabernáculo. Se suman a la decoración pinturas del francés Jean-Baptiste Vermay. En el lugar todos se extasían con su singular arquitectura barroca y su marcado entorno colonial, que nos transporta a siglos atrás. Detrás del altar mayor hay tres pinturas al freso del italiano Giuseppe Perovani, de quien se sabe que fue el primer profesor de dibujo de La Habana.
Las mansiones que rodean la Plaza datan del siglo XVIII: la casa de Lombillo, construida en 1730, el palacio del Marqués de Arcos, de 1741, una de las casas coloniales mejor conservadas de la ciudad. La casa del Conde Bayona, de 1720, donde en la actualidad está el Museo de Arte Colonial, el cual alberga muebles, porcelanas, lámparas y una colección única de vidrieras. A su lado se yergue majestuosa la antigua morada del Marqués de Aguas Claras (1720), que es la casa más hermosa y atractiva del conjunto.
La Plaza de La Catedral de La Habana está situada no lejos de la Plaza de Armas, sólo a unas pocas cuadras. Es innegable que se trata de la plaza más conocida de La Habana y, según dicen algunos conocedores, una de las más armoniosas de América Latina.
La Plaza donde se ubica la Catedral de la Habana suele ser un lugar muy concurrido, lleno de vida, no sólo por los fieles que acuden al templo, sino también, porque allí se reúnen los artesanos para ofrecer sus hermosas artesanías cubanas, por lo tanto es un lugar ideal para recorrer y adquirir algún bello recuerdo de nuestro viaje a la Habana.